Lily Vorperian: La Maestra del Bordado de Marash que Entretejió Historia y Herencia
Lily Vorperian, un nombre que resuena en la historia del bordado tradicional mundial, representa mucho más que una artista; ella es una leyenda, una figura emblemática que trasciende el tiempo y las fronteras. Nacida en 1919 en Alepo, Siria, en el seno de una familia que había huido de la ciudad armenia de Marash tras el genocidio armenio, Lily llevó consigo no solo las cicatrices de su pueblo, sino también un arte que se convertiría en el núcleo de su existencia.
Desde muy joven, a los 12 años, Lily comenzó a sumergirse en el mundo del bordado. Aprendió de las ancianas de Marash que se reunían en su casa, absorbiendo sus habilidades mientras esperaban la ayuda para refugiados que su padre distribuía. Aunque se familiarizó con dieciocho estilos de bordado armenio regional, siempre prefirió el bordado de Marash, destacando por ser el más desafiante y complejo.
El bordado de Marash, conocido por sus vibrantes combinaciones de colores, diseños intrincados y una puntada exigente, se convirtió en la firma de Lily. Ella se enorgullecía de la limpieza y precisión en su trabajo, donde el reverso de la tela apenas mostraba la puntada. Este estilo se caracteriza por sus patrones audaces, inspirados en la talla de madera, el trabajo en piedra y el grabado en joyería armenios. En sus obras, Lily utilizaba tres puntadas fundamentales: hartagar o suntousi gar, godtgar y heusvadz gar, cada una con su propia identidad y complejidad, trabajadas sobre materiales como lino, lana, algodón pesado, terciopelo o satén de seda.
La vida y obra de Lily Vorperian estaban impregnadas de su arte. Su hogar era un testimonio de la belleza del bordado de Marash, rodeada de memorias y recuerdos de sus exposiciones y su familia. Para Lily, bordar era parte de su rutina diaria, una práctica meticulosa que requería una preparación detallada antes de comenzar cada nueva obra.
Lo que hacía única a Lily era su capacidad para incorporar diseños tradicionales recordados desde su infancia y adaptar la técnica de Marash para crear letras y palabras, elaborando pancartas para organizaciones armenio-americanas. Estas obras no solo mostraban patrones decorativos, sino que también narraban historias, reflejando líneas de poesía armenia sobre el genocidio y la dislocación de su pueblo en 1915.
Cada pieza de bordado de Lily llevaba su firma, un sello personal que cruzaba culturas y lenguajes. En la década de 1990, comenzó a bordar mensajes en alfabeto armenio que capturaban los sentimientos sobre la tragedia y supervivencia de su gente. Sus obras se convirtieron en un símbolo de resistencia y memoria, comunicando un mensaje poderoso: "Oh, pueblo armenio, tu única salvación está en tu fuerza colectiva."
Lily Vorperian no es solo una página en la historia del arte tradicional; es un capítulo completo en sí misma, una artista que con sus hilos y agujas narró la historia de un pueblo, manteniendo viva su cultura y sus tradiciones. Su legado perdura, un testimonio vibrante y colorido de la habilidad, la resiliencia y la belleza del arte armenio.