La Sinfonía Interrumpida: El Desafío del Conservatorio Komitas en la Era de la Ciudad Académica
Como David Hovhannisyan, un periodista de origen armenio radicado en España y miembro de la Federación Mundial de Periodistas y Escritores de Turismo de España (FIJET Spain), comparto hoy mi inquietud y disconformidad con la reciente legislación sobre la creación de la Ciudad Académica en Armenia. Esta preocupación surge no solo desde mi faceta de periodista sino también desde mi experiencia como cantante lírico y, más profundamente, como armenio.
La decisión de trasladar instituciones educativas y culturales, incluido el venerable Conservatorio Komitas, fuera del centro de la ciudad, choca con la tradición europea que he observado de cerca; donde las capitales conservan sus conservatorios y teatros de ópera en el corazón urbano, accesibles y vibrantes. Esta proximidad no es un mero capricho urbanístico, sino una necesidad cultural y educativa profunda que permite a los estudiantes y artistas interactuar dinámicamente con el centro cultural de la ciudad.
La construcción de una Ciudad Académica presupone recursos humanos y materiales enormes, desde un cuerpo docente cualificado hasta infraestructuras adecuadas. Sin embargo, la realidad armenia, con sus limitaciones en ambos aspectos, sugiere que este proyecto podría más bien obstaculizar que promover la calidad educativa a largo plazo.
Específicamente, mi preocupación se centra en el impacto que esta mudanza tendrá en el Conservatorio Komitas. Esta institución no es solo una escuela; es el epicentro de la cultura musical armenia, un "templo" donde se preservan, enseñan y celebran nuestras tradiciones más queridas. Desplazarlo del centro de la ciudad no solo es inconveniente logísticamente para aquellos estudiantes que participan en eventos culturales y conciertos; es simbólicamente perjudicial, potencialmente "rompiendo" el futuro cultural de Armenia.
Es crucial recordar que una nación se define no solo por su historia sino por su cultura viva, que es tanto legado como promesa para el futuro. "Una nación sin cultura es como un árbol sin raíces; puede existir, pero no florecerá". Este traslado propuesto va más allá de una simple reubicación física; amenaza con desgarrar el tejido cultural de Armenia, afectando no solo a los estudiantes de hoy sino a las generaciones futuras.
Este artículo, y mi posición sobre este tema, están lejos de tener motivaciones políticas. Son el reflejo de una preocupación profunda por el futuro de nuestra cultura y educación. El arte y la música son vitales para la identidad de un país, y su acceso y promoción deben ser protegidos con fervor, no relegados a la periferia de nuestra sociedad y nuestro día a día.